sábado, 26 de diciembre de 2009

En esta Navidad

Quiero aprovechar la época para enviar un mensaje de paz y esperanza, pero no dirigido a los que todo lo tienen; sino a aquellos que tienen hambre de justicia, de consideraciones a su miseria, respeto a su dignidad y al escaso pan que se llevan a la boca cuando pueden, y padecen de sed de trabajo honrado y jornal justo con equidad de género.

¡Dios está de testigo! Quisiera que se unieran a mi sueño, deseos, esperanzas o como se llame, personas valientes con ilusiones de cambiar el panorama actual; que con su fuerte voz y voto apoyen al hombre honrado y justo que con sus propuestas detone el progreso y elimine a los parásitos que están en el Congreso demás e inútilmente, luchando denodadamente por sus personales intereses y las de sus rastreros partidos.

¡Maldita sea la hora! Sí les deseo algo a pusilánimes, apáticos e indolentes médicos, abogados, economistas, arquitectos, comunicadores, etc. que se dejan concientemente engañar por líderes, empresarios, políticos y partidos corruptos, ruines y viles, sin poner nada de su parte para cambiar el rumbo de la tierra generosa de sus generaciones si es que la tienen.

¡Me condenaría y el pan me sabría amargo! Si tan sólo pienso que les vaya bien a legisladores ignorantes y cobardes; profesores de tercera con escasa preparación y nula vocación que pululan por millares; clérigos indecisos y pederastas que ven a sus fieles como fuente inagotable de riqueza y fruto de sus malsanas pasiones; tinterillos del cuarto poder al servicio del mejor postor; todos ellos podridos de mente y espíritu que no intervienen para nada a fin de lograr una patria más próspera y equitativa que los mantiene llenos, sanos y salvos.

¡Bendita sea la madre! que en estas fechas parió a un mexicano indolente, dejado, mísero y cobarde que no hace ningún esfuerzo por progresar.

Que las bendiciones del señor, la paz, la felicidad y la tranquilidad sean para: los millones de pobres, hambrientos, pepenadores, mendigos, enfermos y demás seres angustiados que forman esta patria generosa y cálida.